Archivo intermedio, “Acontecimientos referentes al Heraldo de la Guerra en Kew’Om, Reino de la Humanidad”, correspondencia del General Dorák al Dragón Ivak.
Sol Rojo 1000, cuarto ciclo de la centena 125.
Padre.
Agradezco tu entereza, y maldigo mi falta de recursos. De nada sirve mi espada contra las palabras y las intrigas. Salvo para abrir el cuello de quien las cultive. A esto se resumen mis opciones; poner fin a cualquier amenaza que sitie a Íria. No puedo actuar de esa forma, no si aún hay esperanzas de paz.
Mi enemigo está en la frontera. Intento no dudar de ello nunca. Lo intento.
Desconozco, padre, hasta qué punto sean ciertas las esperanzas de Íria sobre mi futuro. Confío en su Marca y juicio, pero no en mi sangre… Lamento si estas palabras hieren tu orgullo, sé que me has criado sin miramientos ni favoritismos. Aun así, soy consciente de que Jav será marcado. Íria ha rechazado la una unión sagrada con el futuro rey de Kew’Om, para favorecer a un hombre mancillado por el linaje de los demonios. Te pido perdón, padre, no seré yo quien critique las circunstancias de mi nacimiento, pero debo ser claro con mis intenciones.
Bastardo o no, príncipe, general de tus ejércitos o mendigo, allí donde una mano se alce contra Íria Bendita, se alzará la mía para segar la inmunda vida que obre la afrenta. Lo sabes, y estoy seguro, también harías lo mismo. Mis motivos mundanos no deben mencionarse a la par de tu deber divino, te informo de lo que haré porque espero poner con palabras ante ti, lo que todo un reino intuye. Amo a Íria como a poco o nada en este mundo. La criatura que me arrancó de las calles y borró con su compañía el terror supersticioso que anidaba en mi fama de espectro y perjuicio, esa criatura es todo cuanto deseo para mí, padre.
Protegeré su vida con la misma furia que guardo las fronteras y creeré en sus santos augurios. El Heraldo será señalado pronto y sobre mi recaerá la Marca, he decidido que esto será cierto. No cedas ante la presión de la Orden, Íria no se casará con Jav aunque sea Marcado. La Suprema Sacerdotisa desposará al Heraldo, aunque corra la sangre demoniaca por sus venas.
Dorák
Poco se sabe sobre las circunstancias en las que fue engendrado Dorák, el secreto fue opacado por la gloria y la astucia del héroe, Dragón y rey Ivak, amado por su pueblo. La madre del príncipe bastardo pertenecía al oscuro linaje de los Venganza, descendientes de demonios. Murió en una refriega mientras ocultaba a un infante Dorák. El niño creció en las calles, y, aunque huyó lejos, el vil nombre de sus ancestros lo siguió.
De algún modo, entre las gentes sencillas, pudo más el hambre y la soledad de un niño pequeño que las supersticiones. Creció en las calles, pero cobijado por la misericordia de algunas mujeres y otros tantos hombres. Las pequeñas bondades que mostraron los humildes habitantes de los pueblos fronterizos fueron recompensadas con la protección de un muchacho de terrible poder.
Los rumores se esparcieron por todo el reino:
Un niño demoniaco protege un pueblo en la frontera sur. Sus gritos arrancan el alma a las bestias y los bandidos, sus manos destrozan la carne de los demonios.
Dorák y su poder crecieron con él, tendría algo menos o más de doce años cuando la Bendita Íria fue señalada. Según la tradición, recorrió cada pueblo del reino durante un año de peregrinación, para que conociera y fuera conocida por aquellos a los que debía proteger. Viajó protegida por un séquito de sacerdotes y guerreros, pero fue raptada. Una incursión de demonios emboscó su caravana y la arrastró hasta la frontera.
Nadie sabe en realidad como se enteró Dorák de aquello. Se desconoce cómo llegó a la frontera. Nunca supo nadie que la pequeña y traviesa Íria escapaba a menudo para jugar con los niños de la calle, y en una de esas ocasiones encontró a Dorák como un curioso compañero de juegos. Lo que sí quedó registrado en la historia es el pavoroso asombro del contingente que llegó a la frontera para rescatar a Íria Bendita:
“Una masacre, cientos de demonios esparcidos en derredor de un jovenzuelo moribundo al que la Bendita Íria intentaba salvar con su insipiente poder. La sagrada niña no se percataba de las llamas blancas, pertenecientes al linaje del Dragón, que la protegían aun cuando su conjurador yacía inconsciente y medio muerto. Hicieron falta las fuerzas de todos los guerreros que partieron al rescate de Íria Bendita para atravesar las llamas.”
No hay certeza sobre quién pueda ser el padre de Dorák, pero el rey Ivak lo reconoció como suyo y así ha pasado a la historia.
No-historias
Sobre Kew’Om
Aquí vamos:
No-historia #73
Los Venganza huyeron de los fosos. Huyeron de las cárceles de los Antiguos Dioses. Salieron de allí marcados por el odio y la malicia. Cuando Al’Odi se recluyó, cruzaron la frontera y desearon vivir en paz, pero mucho habían cambiado en ellos sus captores. No supieron el motivo de su rapto, ni como se abrieron las puertas de sus calabozos, pero nunca más volvieron a ser humanos, no todos, no todo el tiempo.
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No-historia #74
El Heraldo de la Guerra va y viene. Mal presagio para algunos, porque aparece cuando el peligro acecha Kew’Om. Esperanza para otros, porque nunca ha sido derrotado. Los Antiguos Dioses y sus demonios le temen más que al Dragón, no debido a su poder, que está a la par del rey, sino por la furia con la que los combate.
El Heraldo de la Guerra es la esperanza que previene una tragedia. Cuando su llegada es anticipada en las palabras del cielo, tiembla Kew’Om y tiemblan los demonios.
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No-historia #75
Allá, al norte, entre bestias y bosques negros, bendecido, por la tierra en lugar de los dioses, el Campeón de Kew’Om vigila las intrigas de la corte.
Mientras Binort reine en el norte, Dorák e Íria tendrán a donde escapar.
Y el Dragón lo sabe, urde sus planes a espaldas de la Orden, pero vigila más al bárbaro enloquecido que ha tomado tanto cariño de su hijo.
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Bueno, hasta aquí por hoy.
Esto es lo que por ahora puedo mostrarte de Kew’Om y sus intrigas. Espero que disfrutaras estas cartas. Habrán más pistas en las No-historias.
El próximo domingo te hablaré de lo que he estado leyendo, estoy bastante enganchado con una saga (quizás un poco ignorada en comparación con las favoritas del momento) popular. Tengo bastantes cosas buenas que compartir y un par de reparos, pero tengo claro que vale la pena “Habilitar” en ti el deseo de leerla.
Llevo unos 15 años, aproximadamente, leyendo a Dorak y viendo como cada vez es mas agudo el cuchillo. Porque ver cuanto ha crecido esta historia hace que me estremezca.
Fascinada con Dorák e Iria, me ha encantado esa introducción. Seguiré husmeando por aquí.